Los mercados de criptomonedas se han visto sacudidos en los últimos meses porque China parece haber tomado medidas drásticas contra la minería, los intercambios y otras actividades. Los observadores de otros países -y, de hecho, de la propia China- han tratado febrilmente de interpretar las acciones de Pekín. Pero este frenesí de pronósticos casi siempre malinterpreta la situación debido a las nociones incorrectas de los objetivos del gobierno chino.
Las opiniones occidentales sobre China tienden a caer en uno de los dos campos. Algunos ven al gigante asiático como un coloso de la hipercompetencia, una tecnocracia meritocrática para la que ninguna hazaña de organización o ingeniería está fuera de su alcance. Estas personas ven los trenes bala, las relucientes torres de Shanghai y las fábricas de Shenzhen, los puertos de contenedores que se extienden hasta el horizonte, las ciudades enteras probadas por Covid en un solo fin de semana, y se maravillan. En comparación, las desordenadas democracias de Occidente pueden parecer anticuadas y débiles.
En el otro lado están los llamados “halcones de China”. Este grupo ve a China con alarma y recelo, como un peligroso competidor empeñado en dominar y controlar los bienes comunes mundiales. Ven malicia en todas sus acciones: en sus declaraciones públicas, en su proyección diplomática y en su investigación y desarrollo científico y tecnológico.
La realidad es que ambas caricaturas son zanjas que se encuentran a ambos lados de la verdad de cómo funciona la China moderna. El país es a la vez meritocrático y autoritario. Un objetivo primordial del Partido Comunista es crear una atmósfera en la que el país y su gente puedan prosperar, lo que a su vez ayudará a mantener y fortalecer la base de poder del Partido.
China es un lugar complicado, y sin una comprensión adecuada de los métodos y las motivaciones de sus líderes, no podemos esperar entender sus acciones, y mucho menos sus implicaciones para el criptoespacio.
Lo que China Quiere en Realidad
El gobierno chino -que es sinónimo del Partido Comunista Chino, o PCC- tiene múltiples objetivos que reflejan la naturaleza del Estado como una meritocracia totalitaria. A los ojos de las autoridades, el PCCh es el único poder legítimo del país, por lo que su dominio debe ser inviolable. Pero el Partido también reconoce que, para mantener su poder en la práctica, debe demostrar su competencia. Lo más importante es que se vea que actúa en beneficio del pueblo chino.
En China, estos intereses se enmarcan más a menudo en términos materiales que humanistas. El país no concede el mismo valor a la individualidad -ejemplificada por las elecciones democráticas, la libertad de expresión y los derechos inalienables- que las naciones de Occidente. Por el contrario, basa su idoneidad para gobernar en el suministro continuado de prosperidad material a los ciudadanos. Desde 1980, unos 800 millones de personas han salido de la pobreza en China, un logro histórico mundial. El gobierno cree que, si sigue mejorando el nivel de vida y la seguridad material de su población, reforzará y fortalecerá su propia legitimidad y, con ella, su control del poder.
Por esta razón, China ha adoptado históricamente un papel más intervencionista en los mercados que sus homólogos occidentales. En respuesta a la crisis financiera de 2008, China invirtió cientos de miles de millones de dólares en infraestructuras y otros proyectos de gasto para impulsar la economía. Del mismo modo, si ve que una burbuja especulativa crece hasta un tamaño que considera peligroso, el gobierno tomará medidas para intentar desinflarla.
Esta es la razón más probable detrás de los recientes movimientos de la CCP en relación con la minería y el comercio de criptomonedas. Las criptomonedas, a pesar de su poder de transformación, son famosas por su volatilidad. A medida que aumenta el interés por el sector, es más probable que la gente corriente quiera participar y probar suerte, y potencialmente, perder grandes cantidades de dinero. Y si un gran número de chinos de clase media y trabajadora perdiera dinero en masa, podría crear graves problemas a un gobierno cuya legitimidad se basa en el aumento de la riqueza. Visto desde este punto de vista, tiene mucho sentido que las autoridades tomen medidas para frenar el vertiginoso crecimiento de las criptomonedas.
Además, el simple hecho es que la minería de Bitcoin en China utiliza grandes cantidades de energía generada por el carbón. Esto es un problema para el gobierno chino, que ha hecho de la política climática un objetivo político central. Recientemente anunció el mayor programa de comercio de carbono del mundo, y el peso con el que se hizo el anuncio indica que el PCC lo considera importante tanto para el bienestar del pueblo como para el prestigio nacional. Así que las autoridades tienen una clara motivación para frenar las actividades que podrían dificultar el cumplimiento de este importante objetivo.
China puede parecer un enigma para los extranjeros, pero la realidad es que las acciones del gobierno son mucho menos desconcertantes de lo que parece a primera vista. Su objetivo es la autopreservación y el florecimiento de su pueblo; de hecho, considera que ambos son mutuamente dependientes.
Estas verdades se aplican también al enfoque de la ECC sobre las criptomonedas. Cuando entendemos esto, podemos empezar a ver la lógica, y las decisiones humanas, detrás del superpoder.
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Artículo traducido por @joseconflu y revisado por @Alex